viernes, 12 de noviembre de 2010

Esas esquinas que me habías redondeado… ¿me las puedes desredondear?

Llegó allá con el primer advenimiento de la Web 2.0, que empieza a quedar tan atrás que a más de uno nos invade esa sensación como de “Caray, creo que me estoy haciendo mayor.” Eran tiempos de efervescencia, de profusión de nuevos servicios web y de internautas ingenuos que abríamos la boca asombrados con cualquier novedad. iPhone y Android ni estaban ni se les esperaba, y cuando se oía la frase “Búscalo en YouTube” la respuesta generalmente era “Que lo busque en yuqué?”

La web 2.0 era útil (y revolucionaria, pero de eso ya se ha hablado demasiado), empezamos a utilizarla y con ello nos habituamos a su apariencia. Empezamos a entender qué se pedía cuando nos decían “dale una apariencia más 2.0.” Brillos y “glossys,” sombras paralelas, reflejos, degradados, puntos de luz. De pronto, todos los elementos de diseño y de interfaz tenían volumen,  un pulido extraordinario, estaban iluminados pero ante todo las que no podían faltar eran ellas: las esquinas redondeadas.

muestra de logos estilo 2.0

Rozaba lo obsesivo. Se abría un programa de diseño nuevo y ya había alguien preguntando ¿Cómo hago para redondear las esquinas? Entre de toda esta literatura, quiero recordar un hecho totalmente verídico. En una presentación de la CS3 de Adobe, el que hacía una demostración con el nuevo Flash dibujó un rectángulo, bajó hasta el campo “radius,” escribió “5px” y dijo con mucha sorna: “ya está, así se hace una web 2.0.”  Estábamos obsesionados; bueno, todavía lo estamos ¿o no nos han presentado CSS3 casi como si su única novedad fuese la posibilidad de redondear esquinas? Todavía hoy, es oir “esquinas redondeadas” y más de uno ponerse a salivar…

Sin embargo, no descubro nada nuevo si digo que las modas son cíclicas. Si venimos de esta época de volúmenes, brillos y redondeces, no es extraño pensar que más de un diseñador empiece a cansarse de hacer siempre lo mismo y acabe haciendo justamente lo contrario a modo de respuesta. No, tampoco soy un visionario de esto, se llama historia del arte, ahí viene todo bien explicadito. ¿Qué sería ese cambio? ¿Esa vuelta del péndulo que son las modas? Ese aguerrido diseñador, dispuesto a romper con todo, debería sustituir todos esos volúmenes y puntos de luz por colores absolutamente planos. Ese revolucionario y provocador debería cargarse a las dulces y queridas esquinas redondeadas y volver al ángulo recto.

Muestra de diseño de Windows Phone 7

Y en todo este lío, Microsoft, que siempre me habían contado mis amigos que no tenían gusto para esto del diseño, va y se destapa con su Windows Phone 7. Y yo pienso: “¿Dónde has estado todo este tiempo? ¡Te estaba esperando!”

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