lunes, 13 de abril de 2009

Sobre la forma del balón de rugby

El rugby es un deporte muy atípico, con reglas que incluso para los que llevan tiempo jugando no siempre están del todo claras. Además desde que juego, en más de una ocasión me he visto pensando: ¿Quién tuvo esta idea? (¿os imagináis al primero que le explicó a ocho amiguetes que iban a hacer una melee?) Entre todo eso, jugando al rugby se descubre lo que es correr casi agachado, con los brazos abiertos y sin saber a dónde dar el próximo paso corriendo detrás de un balón que "rueda" de forma caótica y con toda la delantera rival avanzando hacia ti con ganas de machacarte en el momento que le pongas las manos encima. Es en momentos de pura indefensión como ése cuando piensas: ¿A qué hijo de Satanás se le ocurriría darle esa forma al balón de rugby?

He oido varias explicaciones: que buscaban precisamente eso, una mayor dificultad a la hora de coger el balón; o que esa forma favorecía un juego que principalmente se jugaba con el balón en las manos... Pero la historia final ha resultado, como de costumbre ser mucho más fortuita. El rugby, como el fútbol (Que pese a lo que parezca son primos hermanos, me guardo esa historia para otro día) tiene su origen en juegos medievales que se practicaban por Europa. En ellos se utilizaba una vejiga de cerdo hinchada a modo de pelota que nunca tenía una forma perfectamente redonda.

La historia cuenta que este deporte nació en 1823 en la escuela de Rugby (Warwickshire, Inglaterra), y toda la época de mediados del siglo XIX sirvió para ir sentando las bases y las primeras reglas del fútbol al estilo de Rugby. Fue desde esta escuela desde donde le encargaron a William Gilbert, un zapatero del pueblo, fabricar los balones para la escuela. Gilbert encerró la vejiga de cerdo que se venía utilizando (y que apuntaba a la forma que adquiriría el balón) en una cubierta de cuero formada por cuatro piezas cosidas, en la que la vejiga se acomodaba y llenaba de aire (a pulmón) dándole esa característica forma al balón. Unos veinte años después surgió el caucho, que acababa con el "problema" de la forma de la vejiga, al poder darle la deseada, pero los balones de rugby siguieron fabricandose de la misma manera, con esas cuatro piezas de cuero que formaban el balón oval. Sin embargo, los responsables del fútbol sí se aprovecharon de esta ventaja para empezar a hacer sus balones cada vez más redondos y favorecer así el control de la pelota por parte de los jugadores.

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